Entre sexo poético y los gemidos sinfónicos... 2013
- NubeSobria
- 27 mar 2020
- 1 Min. de lectura
El quería sorprenderla, el quería hacer algo especial, decoro todo, velas, rosas, era todo de película,cuando la vio llegar, sonrió y se sintió el hombre mas afortunado del mundo, paso de ser el amigo al amante perfecto, era como un sueño hecho realidad. Ella se sentía en las nubes, ella se sentía especial, podía sentir que tocaba el cielo, cuando sentía sus manos sobre su piel, sentía como en cada beso, su piel se erizaba, esos besos que nunca eran suficientes, esas caricias que hundían los latidos de sus corazones en una melodía para sus gemidos, se encontraban en la cama, la misma donde estuvieron por primera vez. El estaba encima de ella, se sentía poderoso, sentía como todo su cuerpo controlaba su piel, era excitante tener el control cuando le hacia el amor, era la única manera de sentirla en total libertad, era su amante adorada, esa que le hacia el amor cada mañana, entre giros y giros, ella controlaba. Tenia esa sensación de alegría ligada a la excitación de todo su cuerpo, esas caricias, esos besos, esa respiración agitada, sus ojos, sus manos, todo era perfecto, se perdía en la mirada de esa mujer, a esa misma que cuando besaba, reposaba sus manos en sus senos, esas caricias improvisadas. Cuando ambos iban cayendo, se tomaban de las manos, estaban a punto de tocar el cielo, estaban buscando quien era el primero en caer, ambos cerraron sus ojos y así terminaron esa noche de pasión descontrolada, se sentían los mejores amantes del mundo, era su fantasía, eran sus almas en la entrega de su recompensa...
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