Cuando te vuelves madre todo cambia, para bien o para mal pero cambia.
Cuando fui madre por primera vez tenía 23 años, una parte de mí nunca maduró porque nunca entendí las responsabilidades que conlleva ser mamá.
Cuando todos querían salir pues yo también quería con la única diferencia que los demás no tenían hijos y yo si, aunque mi círculo se fue volviendo pequeño, entendí quien está ahí para ti y quien esta para momentos.
No entiendes muchas cosas porque quieres seguir viviendo la vida como antes, yo por mi parte siempre me cuestionaba, pero al final entendí. Ya con casi 30, llega el segundo retoño y para serles sincera, antes yo solo quería que la primera creciera para yo poder salir con mis amigas o primas, con la segunda solo quiero que crezca para salir en familia, hacer caminatas en el parque, ir a sitios los cuatro y poder tener esos momentos que vemos así en las películas, íntimos de familia.
Cuando te vuelves madre cambia todo, pero comienzas a entender lo bello de la maternidad, por lo menos en mi caso, estoy recapitulando cosas que no pude vivir con la primera.
Hoy en día, hay mujeres que tienen que reducir su círculo porque sus amigos no van con su nuevo rol.
En mi caso no fue así porque muchas de mis amigas tenían sobrinos o en este caso hijos, la sociedad te exige tanto cuando te conviertes en padre o madre y eso nos lleva a una encrucijada.
¿Realmente lo estoy haciendo bien?, Quizás si, quizás no, pero todo depende de como lo veas y de como lo sientas.
Ser madre o padre es una responsabilidad muy grande, no es como jugar con muñecas que las dejas tiradas cuando terminas de jugar, ¡NO PUEDES DEJAR TIRADO A UN BEBE!, obvio no.
Pero sé que en su momento ganas no te faltan, tranquila eso es normal.
Es normal cortar amistades que no vayan con tus intereses, es normal tener otro tipo de gustos, en el viaje de la maternidad se vale todo.
Cuando te vuelves madre tu mundo, tu vida, todo cambia.